El presidente estadounidense, Joe Biden, informó el jueves que ha emitido una proclamación para finalizar la emergencia nacional que estuvo decretada en la frontera sur de EE.UU. y México.
El anuncio fue dado a conocer en una carta dirigida a la presidenta de la Cámara de Representante, Nancy Pelosi y al líder del Senado, Charles Schumer. Llega a casi un año de la renovación por parte del anterior gobierno del presidente Donald Trump, que en febrero del pasado año decidió renovarlo por un año más, hasta este 15 de febrero.
"Por la presente informo al Congreso que la emergencia nacional declarada por la Proclamación 9844, y que continuó el 13 de febrero de 2020 y el 15 de enero de 2021, se da por terminada y que las autoridades invocadas en esa Proclamación ya no serán utilizadas para construir un muro en el frontera sur", indicó en un texto.
La declaración de emergencia estaba vigente desde febrero de 2019. Poner freno a la inmigración ilegal era una de las prioridades del gobierno saliente. Trump mantuvo hasta el final de su estancia en la Casa Blanca, que culminó el pasado 20 de enero, que la inmigración ilegal “continúa amenazando nuestra seguridad nacional, incluida la seguridad del pueblo estadounidense”. Su gobierno aseguraba que "como resultado de esfuerzos sin precedentes, los cruces ilegales [en la frontera sur] bajaron un 75% desde mayo pasado de 2020".
Pero Biden, que ha prometido otro enfoque en varios asuntos clave para el país y la región, dejó clara una vez más el jueves su postura en este tema.
"He determinado que la declaración de emergencia nacional en nuestra frontera sur no estaba justificada. También he anunciado que será política de mi Administración que no se desvíen más dólares de los contribuyentes estadounidenses para construir un muro fronterizo, y que estoy dirigiendo una revisión cuidadosa de todos los recursos asignados o redirigidos con ese fin", afirmó la misiva de Biden.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Biden accionó para revertir políticas de Trump en materia migratoria. El mismo 20 de enero, firmó el mismo dos órdenes ejecutivas clave en política migratoria: una de ella para proteger de la deportación a los indocumentados que llegaron al país siendo niños amparados por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, y otra que ordena detener la construcción del muro fronterizo impulsado por Trump.
Todo ello, como parte de una promesa mayor de impulsar “desde el primer día” una reforma migratoria ante el Congreso y el Senado de Estados Unidos para buscar una salida legal a los 11 millones de personas que se calcula que viven en situación irregular en el país.
En lugar de un muro, el gobierno de Biden trabajará, -según ha dicho-, en la implantación de mejoras de tecnología para evitar el comercio ilegal de narcóticos, entre otras cosas. “Necesitaremos controles fronterizos más inteligentes, nueva tecnología para detectar a los narcotraficantes en cualquier punto de entrada”, dijo en enero el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, encargado de liderar la propuesta que debe presentarse en ambas cámaras legislativas.
El proyecto de la actual administración presta atención además a la inmigración procedente de los países de Centroamérica, como Honduras, Guatemala, Nicaragua o El Salvador.