El nuevo salario mínimo mensual en Venezuela resulta insuficiente por las características propias de una economía que acumula años en crisis, advierten economistas consultados por la Voz de América.
El gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro, anunció el sábado pasado que aumentaba el salario mínimo mensual de mil doscientos bolívares a siete millones de bolívares, es decir, 2,48 dólares según la tasa de cambio oficial.
Al sumar otra alza del bono de alimentación, ahora de tres millones de bolívares o 1,06 dólares, un venezolano promedio ganará un total mínimo mensual de 10 millones de bolívares -3,5 dólares-, según el ministro del trabajo, Eduardo Piñate.
El incremento es nominal, mas no real, acota el economista y profesor universitario Aldo Contreras en entrevista con la VOA. “El venezolano está en la senda de la pobreza. Apenas ganará 12 centavos al día y, si dividimos esto entre las ocho horas diarias de un trabajador, cero por hora. Es inédito”, afirma.
Luis Crespo, también economista y docente de la Universidad Central de Venezuela, considera que el nuevo sueldo mínimo mensual es resultado de “la nefasta política” del gobierno de Maduro.
Destaca que esos salarios atañen principalmente a empleados de la administración pública, como maestros, médicos y obreros, así como a pensionados y jubilados. “La empresa privada, ante la dolarización transaccional desordenada, busca nuevas formas de remuneración”, dice.
Crespo cree que esos ingresos mínimos poco harán para remediar el poder de compra de los trabajadores, que, a su juicio, se encuentra “destruido” por fenómenos que tanto Contreras como él describen a continuación.
Hiperinflación
Venezuela experimenta la inflación más elevada del mundo, según investigaciones del Fondo Monetario Internacional. Economistas advierten que el país cumplió en noviembre pasado tres años consecutivos con un alza de precios de bienes, productos y servicios superior al 50 por ciento mensual.
Los registros económicos del mismo gobierno nacional, que suele retrasar la publicación de data pública por meses, certifican la hiperinflación. El Banco Central de Venezuela cifró la inflación de 2019 en 9.585,5 por ciento, incluso mayor en 2.200 puntos porcentuales que la reflejada por la bancada opositora de la Asamblea Nacional electa en 2015. En 2020, según el ente emisor, esa variable económica fue de 2.959,84 por ciento.
El economista Aldo Contreras concluye que esos niveles de inflación coinciden con “una rotunda pérdida del poder adquisitivo” del venezolano. Crespo, por su parte, considera que la hiperinflación “ha destruido” al salario mínimo y resalta que ya Venezuela atraviesa su cuarto año consecutivo al hilo con ese fenómeno, que, a su entender, “destruyó los activos de los trabajadores”.
Devaluación de la moneda
La devaluación del bolívar venezolano es constante. Economistas calculan que su depreciación ante otras monedas, como el dólar, es de al menos un punto porcentual por día. La tasa de cambio oficial en el país era en enero pasado de 1.107.000 bolívares por divisa estadounidense, mientras este lunes era de 2.822.874, es decir, 155 por ciento más alta que hace cinco meses.
La moneda venezolana es “irrecuperable”, para algunos economistas consultados por la Voz de América. Contreras, por su parte, resalta que numerosas voces sindicales del país han planteado la posibilidad de que el salario mínimo nacional sea dolarizado. Los clamores han sido desoídos.
“El gobierno de Maduro dijo que el salario mínimo estaría anclado al Petro (criptomoneda creada por el poder ejecutivo), que sería medio Petro. Eso nunca se concretó. Hoy un Petro está tasado en 60 dólares. Es triste”, apunta.
Dolarización de facto
La moneda reina de la economía venezolana es el dólar estadounidense. El economista Aldo Contreras estima que “más del 70 por ciento” de las transacciones se realizan con esa divisa, bien sea en efectivo o por transferencias mediante aplicaciones bancarias como Zelle. Esta realidad se incrementa en zonas fronterizas, como Táchira o Zulia, destaca.
“En una economía donde más del 70% de las transacciones se hacen en dólares, poco importa un salario de 3,5 dólares”, señala.
La empresa privada ha ajustado paulatinamente sus ofertas salariales a esa realidad donde la moneda estadounidense es la alternativa para brindar a sus empleados un nivel “mediano” de calidad de vida, dice.
Escaso para comprar los alimentos
El salario mínimo mensual en Venezuela difícilmente alcanza para cubrir las necesidades alimentarias de la familia promedio. La canasta alimentaria costaba en marzo pasado 429 millones de bolívares, lo que era igual a 229,9 dólares, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores.
El salario mínimo mensual de entonces, de mil doscientos bolívares, era útil para cubrir solamente 0,4 por ciento de esa canasta. Hace dos meses, se necesitaban 239 salarios mínimos para pagarla.
“Imagínate ahora un salario de 3,5 dólares, el más bajo de América Latina, ante esa realidad. Condena a los trabajadores ya no a condiciones de pobreza, sino de esclavitud. Estamos recibiendo una remuneración que no sirve ni para alimentarse, ni para las condiciones mínimas de subsistencia”, opina Crespo.
Insiste en que el anuncio del gobierno madurista del sábado “no cambia en nada la condición de depauperación de los trabajadores venezolanos”.
Contreras, por su lado, subraya que el nuevo bono de alimentación de tres millones de bolívares, equivalente a poco más de un dólar estadounidense, “ni siquiera te ayuda a comprar un kilo de harina” en Venezuela.
Sin consenso ni diálogo
Era usual antes de la asunción de Hugo Chávez al poder en Venezuela, e incluso durante los primeros años de su gobierno, que el salario mínimo nacional se definiera anualmente en una comisión tripartita conformada por representantes del ejecutivo nacional, el empresariado y los trabajadores.
Esa práctica fue mutando hacia decisiones unilaterales de parte del Palacio de Miraflores, sede del poder ejecutivo en Caracas. El nuevo salario anunciado el pasado fin de semana es una muestra de ello, remarca el economista Crespo.
“Se ha negado el diálogo social, nuevamente el monto es anunciado de manera unilateral. El diálogo tripartito ha sido desechado por el régimen, lo aleja de poder construir propuestas que beneficien a todos los sectores”, expresa.
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