El desplome de los precios del petróleo deja al gobierno en disputa de Nicolás Maduro en minusvalía para encarar su gasto público y afectará la importación de alimentos y de gasolina en Venezuela, advierten analistas consultados por la Voz de América.
Los precios del mercado mundial de hidrocarburos cayeron drásticamente el lunes, empujados por los efectos de la infección COVID-19 en la economía global y las diferencias entre Rusia y Arabia Saudita sobre un nuevo recorte de la producción de petróleo.
Solo el lunes, el crudo WTI se derrumbó de 41,28 dólares el barril, su precio al cierre del mercado del viernes, a niveles que rozaron los 28 dólares por unidad. El mediodía de este miércoles, el producto se vendía a 33,05 dólares, es decir, 3,81 puntos menos que la jornada anterior.
Luis Crespo, economista de la Universidad Central de Venezuela, recuerda que el 90 por ciento de las divisas que ingresan al país provienen de la industria petrolera. Observa, entonces, que el gobierno en disputa encara “grandes problemas fiscales” por la coyuntura mundial.
“Maduro no tiene el músculo financiero para enfrentar el gasto público. Esta crisis va a generar un gran impacto en agudizar el déficit fiscal que mantiene Venezuela”, explica.
Subraya que el impacto de los precios petroleros se evidenciará en los tres rubros donde el madurismo ha reducido progresivamente sus gastos fiscales: el pago de nómina gubernamental, con salarios anclados durante períodos cada vez más extensos, a pesar de la hiperinflación nacional; la importación de gasolina; y la compra de alimentos en otros países.
Operaciones "opacas"
Crespo sostiene que la caída de los precios del petróleo provocará, por ejemplo, que la entrega de cajas de alimentos subvencionados, conocidas como CLAP, disminuya aún más su periodicidad.
El docente universitario remarca que el gobierno en disputa ha reenfocado su interés de extracción económica en proyectos de envergadura, como el Arco Minero del Orinoco.
En los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, expone, el Estado venezolano ha explotado en años recientes minerales como el oro y el coltán para venderlos en otros países en operaciones “opacas” que no se registran transparentemente en la contabilidad nacional.
El Ministerio de Energía de Venezuela no publica los niveles de extracciones ni las ganancias que se derivan de ellas. El Banco Central tampoco registra las divisas de ese intercambio comercial, dice. Esos ingresos, estima, pueden servir al madurismo de paliativo a los bajos precios del petróleo.
“De alguna manera, Maduro ha venido cubriendo el gasto público con el negocio ilícito que se viene desarrollando en el Arco Minero. La magnitud en que el Arco Minero pueda compensar es difícil medirla por la opacidad en las finanzas públicas”, describe.
Crespo recuerda que Venezuela ha tratado de contrarrestar las sanciones económicas de Estados Unidos a su empresa estatal, PDVSA, vendiendo petróleo con descuentos considerables, de hasta 16, 18 o 20 dólares por barril, según agencias de inteligencia financiera internacional.
“Si se ubica ese precio contra el costo de producción, entre 10 y 12 de dólares, los márgenes de liquidez dejan a la empresa en una situación difícil”, analiza.
El más afectado en la región
La Asamblea Nacional Constituyente, pro madurista, y no el Parlamento venezolano, aprobó en diciembre de 2019 la Ley de Presupuesto Nacional para el año 2020 por 5.439 millones de dólares.
El monto representa un aumento de 41 por ciento con respecto al año anterior.
Alberto Castellano, economista de la Universidad del Zulia, lamenta que haya existido poca transparencia en la divulgación y aprobación del presupuesto nacional. En años pasados, el plan financiero de la nación se aprobó con base en un barril de petróleo a 60 dólares, recuerda.
Estima que Venezuela será el país latinoamericano más afectado por la disminución de los precios del crudo. Colombia le pisa los talones en la lista de perjudicados en la región, advierte.
“Venezuela depende en 90 por ciento de los ingresos petroleros. Le sigue Colombia, donde la afectación está en el orden del 44 por ciento, pues su presupuesto depende de esos ingresos en esos porcentajes”, examina.
Castellano recalca que el gobierno en disputa de Maduro ha procurado en años recientes compensar con actividades “opacas” la caída de sus ingresos petroleros, hoy con una producción de 733.000 barriles diarios cuando hace 20 años superaba los 3.000.000 de unidades.
“Por las sanciones, ha comercializado petróleo, oro y otras especies con opacidad. A través de canales no convencionales en Europa, Turquía o Rusia, ha estado vendiendo estos productos con descuentos”, menciona.
Y, opina, la caída de los precios petroleros afectará los ingresos fiscales del madurismo, “opacos o no”.
“Hay una afectación, pero no es tan grave desde el punto de vista de los ingresos ordinarios del gobierno. Esta caída hará que los negocios opacos se incrementen”, complementa, recordando que los precios del oro y la estabilidad del dólar como moneda de refugio se fortalecen en la crisis actual.
Cree que la solución sería diversificar la economía nacional, una tarea que se le antoja “muy cuesta arriba” en un contexto de hiperinflación, sanciones, un aparato productivo interno “en ruinas” y con mínima actividad exportadora -limitada a rubros como el ron, el chocolate y las cangrejas-.
El profesor universitario también señala un agravante: los costos de producción del barril de petróleo han aumentado por “mala gerencia” en Venezuela y por las restricciones en el extranjero.
“Si tenemos una curva descendiente de los precios, muy cerca de los costos de producción, se eliminan los beneficios que se pueden obtener por esta exportación de crudo” en Venezuela, dice.