La crisis del coronavirus ha dejado imágenes sin precedentes para la historia. Los gobiernos de todo el mundo han tenido que tomar medidas extraordinarias para frenar el brote de la COVID-19. La más extrema ha sido la del confinamiento, una práctica que probaron en China y que ha resultado ser muy factible para disminuir el número de contagios.
Italia está en confinamiento total. Está prohibido salir a la calle y solo se puede ir a comprar al supermercado, a la farmacia o por extrema necesidad. Las calles de Roma, muy transitadas de turistas a cualquier hora del día, ahora dejan un panorama desolador. Las autoridades aún no saben hasta qué día van a implementar esta normativa, a pesar de que el número de infectados ya empieza a bajar.
Es lo mismo que está pasando en España, uno de los países más afectados por el brote del coronavirus. Tampoco está permitido salir a la calle y ahora se cumplen tres semanas desde que el presidente español Pedro Sánchez decretara el estado de alarma en toda la nación.
Ubicaciones tan emblemáticas como la Puerta del Sol o la Puerta de Alcalá, en Madrid, o la Plaça de Catalunya o las Ramblas, en Barcelona, han quedado vacías. Los que viven por ahí aseguran que es la primera vez que escuchan el sonido de los pájaros, algo que siempre quedaba enmudecido por el ruido de las calles.
Francia también ha quedado huérfana. Ya nadie puede pasear por los Campos Elíseos o subir a la Torre Eiffel para contemplar las majestuosas vistas de la capital. El presidente Emmanuel Macron se ha hecho cargo de esta grave crisis sanitaria y ya ha anunciado cambios estructurales en el sistema de salud del país.
En Neumarkt, la zona histórica de Dresden (Alemania), también está desolada. Pero sus residentes se resignan y dicen que es lo mejor para parar este virus de una vez por todas. La jefa del ejecutivo alemán, Angela Merkel, ha felicitado a su equipo en varias ocasiones por la rapidez que actuaron mucho antes de que el brote acabara convirtiéndose en una crisis como lo es ahora.
En Estados Unidos la situación es prácticamente calcada a la del viejo continente. En la capital estadounidense ya se ha decretado el confinamiento total y quien no cumpla con las órdenes puede enfrentarse a varios meses de prisión. El National Mall se ha convertido en el escenario real de cualquier película apocalíptica de antaño.Ya nadie pasea por la calle fotografiándose frente a la Casa Blanca o al Capitolio.
El presidente de Estados Unidos ya avanzó que las próximas dos semanas serán muy duras y que se podrían registrar hasta 240,000 muertes.
Nueva York, el epicentro de la COVID-19 en Estados Unidos, está sufriendo los estragos de este nuevo virus. Su gobernador Andrew Cuomo ha pedido a la población extremar todas las precauciones para evitar un colapso masivo de los hospitales, algo que parece que podría suceder si los números continúan al alza. Times Square o la Estatua de la Libertad se ha quedado en silencio. Solo quedan las luces que iluminan la Gran Manzana, un espacio en el que siempre reinaba el bullicio, los turistas o los residentes. Pero ahora “la ciudad que nunca duerme” está descansando por el bien de todos.
En Los Ángeles, la industria del cine se está resintiendo por la grave situación. Muchas producciones de cine y televisión se han visto obligadas a parar de trabajar y enviar al elenco y a los equipos técnicos a sus casas como medida de prevención. En el emblemático Paseo de las Estrellas de Hollwyood Boulevard no se ve a nadie por la calle y es que aquí tampoco se puede salir. La costa Oeste de Estados Unidos también podría ser una de las zonas más afectadas por el coronavirus, especialmente porque también suele recibir a un gran flujo de viajeros asiáticos.
Y en América Latina, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador finalmente ha ordenado a toda la población extremar las precauciones, a pesar de que en los últimos días había asegurado que no había por qué alarmarse ante esta situación. Viendo el panorama desolador en grandes ciudades del mundo, el mandatario ha tomado conciencia. La popular Avenida Reforma de Ciudad de México, una de las más emblemáticas de la capital, se ha quedado sin nadie.
La última parada de este recorrido, en Bogotá. En la ciudad colombiana también se han tomado medidas extraordinarias para frenar el brote. El jefe del ejecutivo, Iván Duque, instó a sus residentes a quedarse en casa con el objetivo de no colapsar el sistema sanitario. El presidente colombiano está lidiando con otro frente en esta crisis: la de los venezolanos refugiados en su país. Duque ya ha dicho que les va a prestar su ayuda.