El gobierno de Estados Unidos permitió el martes, por primera vez, que equipos de periodistas visitaran los locales que albergan a miles de menores no acompañados en el estado de Texas.
Periodistas de The Associated Press y CBS Dallas recibieron autorización de la Patrulla de Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés) para visitar la instalación en Donna, Texas, a orillas del Río Grande.
La agencia AP informó que la instalación tiene una capacidad para 250 personas, pero más de 4.100 niños están hacinados en ella.
Los menores esperan el proceso en tiendas de campaña antes de ser documentados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos y de ahí ser llevados ante un familiar o patrocinador.
El presidente Joe Biden ha recibido una fuerte presión en las últimas semanas, debido al número creciente de menores que siguen llegando a la frontera sur. Sin embargo, la semana pasada, en su primera conferencia de prensa oficial desde que asumió el cargo, dijo que la situación es típica del clima favorable del año.
También se supo que los niños estaban durmiendo “por centenares en ocho recintos de unos 297 metros cuadrados (3.200 pies cuadrados)” y algunos de estos locales alojaban a más de 500 niños.
La semana pasada la vicepresidenta Kamala Harris fue asignada por Biden para supervisar directamente la situación fronteriza.
Oscar Escamilla, director interino de la Patrulla Fronteriza en el Valle del Río Grande, dijo a los periodistas que entre 250 y 300 niños entran al centro cada día, pero un número menor sale de allí.
“Ese número es tan desequilibrado”, dijo Escamilla, citado por la cadena CBS Dallas.
Ambos medios describieron el procesamiento, indicando que los niños eran llevados por un largo pasillo a una habitación grande, donde a los que tienen 14 o más años de edad les toman las huellas dactilares y una foto.
Luego, son llevados ante una corte de inmigración. Agentes CBP indagaban si tenían algún conocido en EE. UU. y les permitían a los niños hablar con esas personas por teléfono.
Finalmente los menores los niños reciben brazaletes con un código de barras que muestra la fecha en se ducharon y sus condiciones médicas actuales.