Comenzó desde muy niño en las calles de Nueva York junto a su hermano y amigos…
“Siempre estábamos jugando el tag o haciendo carreras y como a los 14 años fue la primera vez que vi a gente bailar encima de patines", comenta James Cotto, patinador artístico.
Desde entonces no se volvió a bajar de sus patines y sin quererlo se convirtió en campeón de carreras de los juegos Panamericanos de 1985.
“Quería hacer algo y yo me puse con el equipo, aunque no era mi pasión, e hice muy bien y cogí una medalla de oro", recuerda.
Su baile sobre patines se volvió reconocido y Cotto integra las coreografías de las pistas de patinaje como DiscoOasis en el parque central, donde comparte con jóvenes que tienen la mitad de su edad.
A sus 61 años, pese a estar ciego del ojo derecho, padecer degeneración macular en el ojo izquierdo y tener transplante de cadera, Cotto sigue siendo la sensación del patinaje y baile sobre ruedas.
Su osadía no solo sirve de inspiración para muchos, sino que demuestra que lo que se hace con pasión no tiene fecha de expiración.
Cotto continuará su legado impartiendo clases gratuitas para niños y jóvenes en pistas como la de Prospect Park en Brooklyn. Ángela González, Voz de América, Nueva York.