En el ataque a Beirut este martes, donde perdieron la vida seis personas, Israel afirmó que mató a Ibrahim Mohammad Qobeisi, identificado como un alto comandante que supervisaba el aparato militar de Hezbolá. El grupo militante no confirmó esta muerte.
David Mencer, vocero del gobierno israelí, dijo:
“Israel ha atacado 1.600 objetivos terroristas en el Líbano. Mediante llamadas telefónicas, emisiones de radio, sitios web y mensajes de texto, Israel ha instado a los civiles a alejarse del peligro”.
Hezbolá también siguió disparando al norte de Israel, pero la mayoría de los cohetes fueron interceptados. A pesar de esto, expresó su determinación de no retroceder.
Mientras tanto, los ataques han desatado alarma en toda la región, generando temores de una guerra total entre Israel y Hezbolá. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, emitió un llamado urgente.
“El Líbano está al borde del abismo. El pueblo del Líbano, el pueblo de Israel y el pueblo del mundo no pueden permitirse que el Líbano se convierta en otra Gaza.”
Con los ataques desatando el pánico, más de cien mil civiles han abandonado el sur del Líbano, buscando refugio en la capital y bloqueando carreteras principales en el camino.
La ONU ha revelado a la Voz de América que ya tiene planes en marcha para ayudar a estos desplazados. Sin embargo, hay preocupación por la capacidad de respuesta.
Filippo Grandi, Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, dijo a la VOA:
“Los trabajadores humanitarios no pueden hacer frente a la crisis indefinidamente. También tenemos limitaciones. Y advierto a los que toman las decisiones y a los políticos que, a menos que redoblen sus esfuerzos para poner fin a la crisis de manera pacífica o negociar un alto el fuego, estaremos en problemas”.
En medio de este panorama, Francia solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para abordar la creciente crisis en el Líbano.
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