En Honduras más de 300.000 estudiantes desertaron de los centros educativos, según cifras estimados de las autoridades, que deberán afrontar un 2021 con el reto de frenar la deserción escolar agudizada por el COVID-19 debido al cierre de escuelas y colegios públicos.
Los centros educativos cerraron sus puertas hace nueve meses para evitar contagios, obligando a una migración hacia la enseñanza virtual, un gran desafío para maestros y alumnos.
El Ministro de Educación, Arnaldo Bueso, explicó que abrir las escuelas y colegios hoy está condicionado a la evaluación de la emergencia sanitaria.
“El tema del COVID-19 es delicado, no podemos regresar presencial todavía, usaremos los mecanismos de estudiar en casa, por radio, por internet (...) cuadernos de trabajo para aquellos que no tienen acceso a la tecnología”, detalló el funcionario.
Algunos dirigentes del sector de la Educación en Honduras aseguran que no hay condiciones para un regreso a las aulas por varios factores, explica Onán Cálix.
“Debemos tecnologizar la educación con un equipo a cada profesor y estudiantes, dotarlos de internet y reparar los centros educativos ya que fueron dañados por (los huracanes) Eta e Iota y recuperar a más de 150.000 niños que quedaron fuera del sistema educativo”, dijo Cálix.
Para Mayeli Márquez, una de muchos estudiantes que recibe educación en casa, no todos pueden tener acceso a plataformas virtuales y le ha tocado adaptarse.
“Para algunos es complicado, no todos tienen la oportunidad de recibir sus clases, y esto perjudica por perder clases, y en mi caso mis papás tuvieron que buscar alternativas para tener lo que necesitaba”, explicó Márquez.
Desde el punto de vista médico, los galenos recomiendan a los padres de familia no enviar a sus hijos a clases presenciales debido al poco control sanitario, que resulta en un alto riesgo de contagio.