El nuevo coronavirus ha traído consigo otro problema en Nicaragua que no es sanitario, sino ambiental, aseguran expertos que critican la forma en que la ciudadanía se deshace de los desechos derivados de productos para combatir la pandemia.
Mascarillas, guantes, pedazos de tela y botellas vacías de alcohol son comunes encontrar en las terminales de buses, calles principales y alcantarillado de la capital de Managua y del resto del país.
La Voz de América conversó con miembros de la organización Jóvenes Ambientalistas que criticaron, por ejemplo, que desde marzo que se dio el primer caso de coronavirus hasta la actualidad, no hubo un manejo adecuado a nivel nacional para atender la emergencia sanitaria, y esto se vio reflejado en todos los aspectos.
“El gobierno pudo haber jugado un rol importante en el tema de lo ambiental, pero no se le dio un rol nacional, no se tomó en cuenta factores que debieron ser”, lamenta Zacha Gutiérrez, directora de la organización Jóvenes Ambientalistas.
La organización que lidera Gutiérrez visitó al menos 58 puntos de Nicaragua, encontrando que en la mayoría de ellos había más envases vacíos de alcohol en las calles, que los envases plásticos de refrescos y de gaseosas.
“Está superando otros residuos que tenían una primer ubicación dentro de la lista de materiales que estaban contaminando ríos, costas de lagunas, costas del mar que impactan en la biodiversidad marina”, explicó.
Gutiérrez estima que urge crear una campaña con todos los sectores del país, incluyendo el sector privado, para despertar la conciencia de la población para que frene este mal hábito.
Advirtió que arrojar estos desperdicios a las calles puede generar otras enfermedades que impacten a la población.
“Hacemos llamado a la conciencia porque es un mal hábito y aquí nos incluimos a todos. Esto es un trabajo de educación ambiental para terminar con esta problemática social”, dice Gutiérrez.
El riesgo de hacer mal manejo de la basura
El epidemiólogo nicaragüense Leonel Argüello explicó a la VOA que la mala práctica de arrojar mascarillas u otro tipo de desperdicio usado para combatir el COVID-19 puede contribuir a que una persona se enferme o fallezca.
“En realidad tirar basura a la calle es un acto que pone en peligro la vida de las personas. Tirar basura mata gente. Esto es igual para las mascarillas que pueden estar contaminadas con el COVID-19 u otros microorganismos”, señala Argüello.
“Son materiales peligrosos desde el punto de vista higiénico y sanitario, por lo que deberían colocarse en una bolsa plástica y llevarse a su casa y poner en la basura. Recordemos que la basura atrae roedores, cucarachas, moscas y otros vectores que transmiten enfermedades”, agrega el epidemiólogo.
El infectólogo nicaragüense Carlos Quant coincide con Argüello y dice que estos desechos sólidos que están contaminados deben eliminarse de una forma apropiada para evitar que se propague infecciones.
“No hay que tirar desperdicios a las calles por muchos factores. Siempre existe la posibilidad de que alguien pueda adquirir alguna infección a través de objetos contaminados y lo otro es que es un hábito inapropiado de los nicaragüenses”, señala Quant.
Según datos oficiales, la Alcaldía de Managua recoge hasta 1.200 toneladas de basura diariamente. De estas, entre 700 y 800 toneladas son residuos provenientes de los domicilios, que al mes promedian unas 32.000 toneladas de desperdicios.