La Fundación Nicaragüenses para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) alertó sobre la amenaza de una nueva ola de contagios de COVID-19 en Nicaragua que dejaría al menos 15.454 personas infectadas, contabilizando 96.677 casos durante los primeros 200 días desde que se conoció el primer contagio en el país.
Las recomendaciones del centro de pensamiento son el resultado de un ejercicio estadístico en el que simulan dos escenarios. Uno, en el que no se hace cambio alguno al estatus quo actual, y el número de nuevos casos diarios se sigue reduciendo, como aseguran los datos oficiales del Ministerio de Salud, mientras la sociedad mantiene medidas de protección similares a las implementadas entre finales de mayo e inicios de junio. El otro escenario grafica lo que sucedería en un rebrote que tenga su punto mínimo en la segunda semana de agosto, luego que las personas relajaran las medidas de protección, y las vuelven a retomar cuando comienzan a recibir noticias del aumento de la mortandad.
Álvaro López Espinoza, investigador del centro de pensamiento indicó que esta posibilidad está determinada por la flexibilización de las medidas de protección por parte de la población y el gobierno, un escenario mucho más cercano a la segunda proyección realizada por los expertos. "Lo primero es que se ha aumentado nuevamente las visitas de las personas a centros recreativos, parques, unidades de tránsito, ha habido una reducción de las personas que están en sus hogares, el receso intersemestral de las escuelas ya acabó, y el gobierno parece que esta retomando sus actividades previas al mes de mayo", explicó López.
Sin embargo, hasta la semana pasada Nicaragua contabilizó 4.115 casos de COVID-19 y 128 muertes, de tal forma, que el país es el segundo con menos índice de Centroamérica, solo después de Belice, pese a que no se han adoptado medidas de prevención drásticas como en el resto de la región.
Pero estimaciones independientes, incluidas las de FUNIDES, apuntan a una realidad más cruda respecto al impacto de la pandemia. Y por ello, el centro de pensamiento ha estimado sus nuevas cifras con base a los datos del Observatorio Ciudadano de COVID-19, la tasa de letalidad promedio reportada por los países de América Latina y los parámetros de 43 países que han experimentado rebrotes de la enfermedad, como el máximo de casos diarios del rebrote con respecto al histórico y el tiempo transcurrido para alcanzar este segundo pico.
El riesgo no sólo es advertido por los especialistas de la Fundación Nicaragüenses para el Desarrollo Económico y Social sino también ha sido señalado por infectólogos y epidemiólogos con base al comportamiento de la enfermedad en otros países del mundo.
El epidemiólogo Álvaro Ramírez explicó que no hay razón para creer que en Nicaragua el comportamiento de la enfermedad será distinto al resto del mundo. "Son los signos tempranos que la segunda ola de la pandemia se viene, entonces, hay que alertar con tiempo para que el mismo gobierno y el pueblo no bajen la guardia y se preparen para este segundo oleaje. No hay razón para creer que Nicaragua esta exenta del oleaje", indicó el médico.
Un rebrote implicaría que entre 2.760 a 3.285 personas, con una taza promedio de letalidad del 3,4% , puedan morir a causa del SARS-coV-2 en el periodo antes señalado.
Los investigadores advirtieron que “la incertidumbre y la falta de información oficial precisa”, tampoco ayudan, ni a que los ciudadanos puedan tomar las decisiones adecuadas para preservar su vida y su salud, ni para que las empresas puedan operar en un entorno para el que nadie estaba preparado.