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Demandan a EE.UU. contra deportación de 3 niños salvadoreños


Una madre reclama que si sus hijos son enviados de regreso a El Salvador serán asesinados por las pandillas, por lo que han demandado al gobierno de EE.UU. para que les permitan quedarse.
Una madre reclama que si sus hijos son enviados de regreso a El Salvador serán asesinados por las pandillas, por lo que han demandado al gobierno de EE.UU. para que les permitan quedarse.

Una madre salvadoreña que regresó a un campamento sórdido en México después que le negaron asilo en Texas optó por enviar a sus tres hijos a cruzar la frontera solos. Ahora, esos niños están sujetos a deportación, aunque su padre vive en Maryland y ansía hacerse cargo de ellos, según sus abogados.

Los abogados de los niños demandaron al gobierno, reclamaron que se los libere y se les permita solicitar asilo.

La madre permanece en Matamoros, México, donde unas 2.000 personas viven en un campamento a la espera de sus audiencias en la vecina ciudad de Brownsville, Texas.

Muchos padres en el campamento han optado por lo mismo. De acuerdo con el Departamento de Salud de Estados Unidos, 498 niños bajo su custodia han dicho que su familia está en México.

En la demanda iniciada en una corte federal en Washington, la Coalición de la Capital por los Derechos de los Inmigrantes (CAIR por sus siglas en inglés) y Justice Action Center sostienen que los niños merecen una nueva audiencia judicial porque ahora se los considera menores no acompañados bajo las normas oficiales.

The Associated Press oculta el nombre de la madre y los niños porque temen las represalias de la pandilla MS-13 si se les obliga a regresar a El Salvador.

Según la demanda, los padres estaban activos en su iglesia local en El Salvador y solían hacer proselitismo. Creen que esto llamó la atención de MS-13, que atacaron al padre y amenazaron con matarlo, por lo que la familia decidió huir.

Vivieron en México durante dos años, luego regresaron a El Salvador, donde se mudaron varias veces, dice la demanda. Pero el año pasado decidieron que deberían tratar de entrar a Estados Unidos.

El padre y una de sus hijas llegaron a Estados Unidos en junio de 2019 y se asentaron en Maryland después que los liberaron los agentes fronterizos.

La madre y tres de los hijos, niñas de 16 y 14 años y un varón de 9, partieron luego y llegaron a la frontera en septiembre. Para entonces, Washington había iniciado su programa “permanecer en México”, que ha obligado a más de 50.000 personas a aguardar durante meses sus audiencias al otro lado de la frontera.

Así enviaron a la madre y los tres menores a Matamoros.

En enero, un juez en Brownsville denegó su pedido de asilo y la familia regresó al campamento.

Allí, alguien intentó asaltar a la hija de 16 años. Otra persona golpeó al niño de nueve y le robó el dinero con que iba a comprar alimentos. Entonces la madre decidió enviarlos solos a cruzar la frontera en enero.

El Departamento de Salud se niega a liberarlos, de modo que el padre los visita en el sitio de detención en Crofton, Maryland.

Tiene la certeza, dice, que los matarán si los deportan: “Mi único propósito era poner en salvo mi familia”, asegura.

Aunque las cortes fallen a favor de los niños, tal vez la madre no pueda volver a reunirse con ellos porque dejó vencer el plazo para apelar.

Sin embargo, dice que sería feliz.

“Una madre prefiere lo mejor para sus hijos”, dijo. “El amor de madre no se compara a nada”.

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