Ante la obstinada negativa de los legisladores republicanos, el presidente Barack Obama se está viendo forzado a buscar una solución negociada sobre el presupuesto del próximo año fiscal, a mitad de camino entre sus exigencias de recibir más ingresos provenientes de nuevos impuestos y las demandas republicanas de reducir los gastos en programas de prestación social.
En una alusión a su propuesta de presupuesto que esta entrante semana enviará al Congreso, Obama dijo este sábado en su mensaje semanal a la nación que sus intenciones son las de reducir el déficit a la vez que consigue incorporar nuevos ingresos al presupuesto federal para financiar proyectos que creen puestos de trabajo e impulsen la educación y el adiestramiento laboral.
“No tenemos que escoger entre uno u otra de estas metas, podemos hacer ambas cosas”, resaltó en el mensaje el presidente sobre su plan, que incorpora algunos elementos de la última oferta que hizo en diciembre pasado al líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, que fue rechaza porque contemplaba más de $1 billón en aumentos impositivos.
El proyecto de Obama establece recortes de gastos e incrementos de ingresos que darían como resultado rebajas del deficit de casi otros $2 billones en 10 años, en adición a $2,5 billones en reducciones que el presidente destaca haber puesto ya en vigor mediante leyes.
Sin embargo, el aspecto más polémico de su plan, que él mismo reconoce "no es el ideal", estaría en que además de buscar un aumento en los impuestos, fundamentalmente a los ricos, prevé reducciones en programas que benefician a los pobres, los veteranos y los ancianos, especialmente al Medicare, seguro de salud pública para mayores de 65 años e incapacitados.
En el capítulo de los impuestos habría $580 mil millones en nuevos gravámenes a los que se oponen los republicanos, pero también una fórmula que afectaría los ajustes inflacionarios que se hacen por aumentos en el costo de vida y que reducirían los ingresos a millones de beneficiarios de programas del gobierno.
“Es un compromiso que estaré dispuesto a aceptar –dijo el presidente en su mensaje-- a fin de salir del ciclo de decisiones a corto plazo y forzadas por la crisis en que hemos estado envueltos, y centrarnos en el crecimiento de nuestra economía y de nuestra clase media a largo plazo”.
Obama puntualizó en su mensaje que puede reducirse el abultado déficit fiscal de la nación mediante “rigurosas reformas” en el Medicare para fortalecerlo en el futuro, y promulgando “una reforma tributaria de sentido común que incluya cerrar a los ricos los actuales resquicios de derroche tributario”.
Aún está por ver si el presidente logra que los republicanos cedan en su negativa de plano a elevar los impuestos y si su propuesta negociadora de afectar en cierta medida los beneficios sociales no lo distancia de quienes dentro de las filas demócratas han sido hasta ahora sus mayores aliados.
En una declaración difundida la víspera, Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO, la mayor central de sindicatos del país, históricamente afiliada a los demócratas, dijo que Obama “debe abandonar estos erróneos recortes en los beneficios y en su lugar enfocarse en buscar apoyo en el Congreso para invertir en la creación de empleos”.
En una alusión a su propuesta de presupuesto que esta entrante semana enviará al Congreso, Obama dijo este sábado en su mensaje semanal a la nación que sus intenciones son las de reducir el déficit a la vez que consigue incorporar nuevos ingresos al presupuesto federal para financiar proyectos que creen puestos de trabajo e impulsen la educación y el adiestramiento laboral.
“No tenemos que escoger entre uno u otra de estas metas, podemos hacer ambas cosas”, resaltó en el mensaje el presidente sobre su plan, que incorpora algunos elementos de la última oferta que hizo en diciembre pasado al líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, que fue rechaza porque contemplaba más de $1 billón en aumentos impositivos.
El proyecto de Obama establece recortes de gastos e incrementos de ingresos que darían como resultado rebajas del deficit de casi otros $2 billones en 10 años, en adición a $2,5 billones en reducciones que el presidente destaca haber puesto ya en vigor mediante leyes.
Sin embargo, el aspecto más polémico de su plan, que él mismo reconoce "no es el ideal", estaría en que además de buscar un aumento en los impuestos, fundamentalmente a los ricos, prevé reducciones en programas que benefician a los pobres, los veteranos y los ancianos, especialmente al Medicare, seguro de salud pública para mayores de 65 años e incapacitados.
En el capítulo de los impuestos habría $580 mil millones en nuevos gravámenes a los que se oponen los republicanos, pero también una fórmula que afectaría los ajustes inflacionarios que se hacen por aumentos en el costo de vida y que reducirían los ingresos a millones de beneficiarios de programas del gobierno.
“Es un compromiso que estaré dispuesto a aceptar –dijo el presidente en su mensaje-- a fin de salir del ciclo de decisiones a corto plazo y forzadas por la crisis en que hemos estado envueltos, y centrarnos en el crecimiento de nuestra economía y de nuestra clase media a largo plazo”.
Obama puntualizó en su mensaje que puede reducirse el abultado déficit fiscal de la nación mediante “rigurosas reformas” en el Medicare para fortalecerlo en el futuro, y promulgando “una reforma tributaria de sentido común que incluya cerrar a los ricos los actuales resquicios de derroche tributario”.
Aún está por ver si el presidente logra que los republicanos cedan en su negativa de plano a elevar los impuestos y si su propuesta negociadora de afectar en cierta medida los beneficios sociales no lo distancia de quienes dentro de las filas demócratas han sido hasta ahora sus mayores aliados.
En una declaración difundida la víspera, Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO, la mayor central de sindicatos del país, históricamente afiliada a los demócratas, dijo que Obama “debe abandonar estos erróneos recortes en los beneficios y en su lugar enfocarse en buscar apoyo en el Congreso para invertir en la creación de empleos”.