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En Nueva York: Sacrificio y dolor de una hondureña para alcanzar el sueño americano


Yanelia Ramírez es parte de las trabajadoras hispanas que laboran en unos 4.000 salones de belleza situados en Nueva York.
Yanelia Ramírez es parte de las trabajadoras hispanas que laboran en unos 4.000 salones de belleza situados en Nueva York.

Yanelia Ramírez, una inmigrante hispana que trabaja en un salón de manicura en Nueva York, armó una nueva vida en esta ciudad. Pero aún así, no ha podido olvidar lo que dejó atrás en su natal Honduras.

“Desde que lo dejé no, nunca lo he vuelto a tocar. Lo dejé y todavía lo recuerdo. Lo dejé dormido para que no sintiera que yo me iba, pero creo que fue la decisión más difícil que he tomado. Dejar a mi bebé acostado en una cama y salir sin rumbo, sin saber si iba a lograr mi objetivo", relató Ramírez a la Voz de América.

Y ese fue el comienzo, tras tomar la decisión de emigrar a Estados Unidos desde Honduras, hace 15 años. Ahora es madre de 5 hijos. Y mientras atiende a su familia actual, la acompaña el constante recuerdo del hijo que dejó atrás.

"Demasiado difícil. Esa es mi esperanza, de volver a verlo algún día (…) Solo (lo he visto) en fotos y videos, nunca lo he tocado”, relata.

Ramírez es parte de las empleadas hispanas que laboran en unos 4.000 salones ubicados en la ciudad, según datos de Workers Union. Además pertenece al sindicato que agrupa a las manicuras y lucha por los derechos de cada una de ellas.

En conversación con la VOA confesó que la relación con su hijo, ahora de 17 años y quien aún vive en Honduras, es muy difícil.

"Creo que no es muy buena. Creo que el contacto directo con los hijos es lo que va fomentando el amor y a estas alturas él me llama: ‘Hola mami’, y ya. Es mucho si hablo 10 minutos. Él más que todo mira a mi mamá como su mamá. Pero yo siempre estoy ahí y decirle que lo que yo hice es para su futuro porque lo he tenido en las mejores escuelas. Lo tengo estudiando, quiere ir a la universidad y en mi país eso es caro y voy a tratar de que él llegue a ser algo", agrega Ramírez.

La experiencia con su primer niño moldea el trato con sus otros hijos que viven aquí en Estados Unidos: "Trato de ser diferente con mis otros hijos, porque con él nunca tuve la oportunidad de cuidarlo o darle un consejo o una regañada. No he podido".

Sin embargo, asegura a la VOA que la distancia no ha cambiado lo que siente por su hijo.

"Lo amo con todo mi corazón, que él fue el motor por el cual salí de mi país, porque era el único hijo que yo tenía entonces. Él fue lo que me impulso a dejar mi tierra porque a pesar de haberme graduado en mi país nunca pude encontrar un trabajo (...) depender siempre de mis padres no era la opción. Era buscar algo mejor para él".

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