Sin precisar con cuál vacuna, la vicepresidenta Delcy Rodríguez anunció que esta semana, mayores de 12 años comenzaron a ser inmunizados contra el COVID-19, para retomar paulatinamente la “normalidad” en el país.
“Cinco mil liceos a nivel nacional están activados como centros de vacunación, donde los padres que aún no se han vacunado pueden acudir a estos centros a hacerlo”, dijo en una transmisión del canal del Estado donde una funcionaria aseguró que se estaba aplicando el fármaco Sinopharm.
La Academia Nacional de Medicina del país manifestó apoyo a la decisión del Ejecutivo de vacunar a los adolescentes de 12 a 18 años con la vacuna Sinopharm, pero cuestionó que no se hubiera hecho anteriormente y recordó que existe “una gran cantidad de adultos” que no la han recibido.
“De acuerdo a sugerencias expresadas en tres comunicaciones anteriores, debió ser hecho antes del inicio de clases y no esperar el primer día de clases para proceder a la vacunación, sin contar con información en los planteles y en las familias”, expone en una carta pública dirigida al ministro de salud y divulgada este miércoles.
Pero, ¿tiene sentido comenzar a inmunizar a la población pediátrica si aún no se ha completado la vacunación de adultos?
Consultado por VOA, Roque Aouad, infectólogo-pediatra y vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría filial Aragua, considera que, si bien cada país es libre de decidir la política en la que basará su campaña de vacunación contra el COVID-19, en Venezuela la necesidad de la cobertura de vacunas para los mayores de 18 años para lograr un 70% de la población inmunizada “está bastante distante todavía”.
“Es prudente o no es prudente, pensamos nosotros desde el punto de vista medico-epidemiológico, la deuda que se tiene con la población mayor de 18 años debería ser saldada para mirar a los chamos”, afirma.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), sólo el 21% de la población venezolana ha recibido dos dosis de alguno de los fármacos que están siendo administrados en el país.
Para Lila Vega, pediatra y miembro de la Red de Padres, Madres y Representantes, quien en varias ocasiones se ha pronunciado sobre el tema en redes sociales, “el orden de los factores, en este caso, sí afecta el producto”.
“Al gobierno hay que recordarle que la prioridad, luego de vacunar al personal de salud y personas con condiciones de riesgo, es vacunar a los adultos en orden decreciente de edad. Las vacunas disminuyen el riesgo de enfermedad grave y a mayor edad mayor riesgo”, escribió en Twitter.
La Sociedad Venezolana de Infectología explicó en un comunicado que: “los pocos países que han alcanzado altos porcentajes de vacunación en los adultos están avanzando inmunizando a los adolescentes con biológicos ampliamente estudiados, con la vacuna de Pfizer”, que ya publicó estudios en fase III y que asesores de vacunas de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés) recomiendan autorizar.
“Otros países como Argentina y Chile han iniciado también la vacunación en niños entre 6 y 11 años también con vacunas de virus inactivado como Sinovac, con el respaldo científicos de estudios publicados, y la extensa experiencia en China”, agrega en un comunicado divulgado recientemente.
“No con candidatos vacunales”
La semana pasada el presidente Nicolás Maduro dijo que “muy pronto” esperan comenzar a vacunar niños mayores de 3 años, momentos después de anunciar que, en las próximas semanas, recibirán 16 millones de vacunas Abdala, desarrollado en Cuba.
Sin embargo, respecto a los candidatos vacunales cubanos “Abdala y Soberana 02”, todas las sociedades científicas coinciden en que “no deben ser administradas” como parte de un esquema de vacunación masiva “mientras no cumplan con los requisitos de aval científico correspondiente”.
En ese sentido, la Sociedad Venezolana de Pediatría expuso que la efectividad en la población infantil tampoco ha sido probada.
“Consideramos urgente iniciar un plan de vacunación a niños y adolescentes contra la COVID-19 con vacunas ya conocidas y aprobadas por instituciones científicas internacionales”, puntualizó en una misiva.
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Al respecto, Aouad subraya que las vacunas deben transitar una serie de fases, cumplir con una serie de requisitos y destaca que se debe reconocer que Cuba se ha caracterizado por tener biológicos de calidad como meningococos y Hepatitis B, por lo que no duda que en el momento en el que el biológico cumpla las fases requeridas para “graduarse” de vacuna, “se le de la licencia de vacuna”.
“Si esto llega a pasar, bienvenida sea porque es un biológico más a la hora de prevenir esta enfermedad. Pero mientras esos eventos no sucedan son candidatos vacunales y evidentemente tenemos que estar literalmente opuestos salvo para hacer un estudio previa evaluación de los entes científicos del país y la aprobación de los voluntarios bajo consentimiento firmado la instauración del biológico”, reitera.
María es madre de dos niños de 2 y 4 años y semanas atrás manifestó a VOA su preocupación sobre inmunizar a sus hijos con un fármaco que no esté avalado por un organismo como la OMS.
“Me da temor llevarlos al colegio y que empiecen jornadas de vacunación sin consultarlo, yo no confío en esas supuestas vacunas cubanas. Si un organismo internacional las aprueba es otra cosa, pero así no”, dijo.
De acuerdo a Maduro, el 56% de la población ha sido vacunada y dijo que “al 31 octubre debemos llegar a la meta de 70% de vacunados”.
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