El presidente israelí celebraba el lunes su segundo y crucial día de consultas para encontrar un nuevo primer ministro y una forma de desbloquear la formación de gobierno, reuniéndose con los partidos minoritarios que consiguieron parlamentarios en las elecciones de la semana pasada.
Reuven Rivlin recibiría a los líderes de los partidos restantes para escuchar sus recomendaciones sobre a quién encargar la formación de gobierno. Se esperaba que los dos partidos ultraortodoxos y un partido nacionalista religioso recomendaran al actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, y que los dos grupos moderados se inclinaran por el líder de Azul y Blanco, Benny Gantz.
Las consultas poselectorales del presidente suelen ser una mera formalidad, pero el mandatario, que ejerce un cargo principalmente ceremonial, juega ahora un papel clave tras unos comicios que terminaron prácticamente en empate. La decisión estaba prevista para el miércoles.
“Hay una cosa en la que la gente está mayoritariamente unida, y es el deseo de que no haya unas terceras elecciones”, dijo Rivlin.
Es probable que el presidente escoja al candidato con más recomendaciones, ya sea Gantz o Netanyahu, que entonces tendría 28 días para armar un gobierno. Si el primer candidato elegido fracasa en ese margen de tiempo, el segundo puede intentarlo. Si tampoco lo consigue, el país podría celebrar unas terceras elecciones sin precedentes.
En la primera ronda de conversaciones de Rivlin el domingo, la Lista Árabe Conjunta apoyó a Gantz, recomendando un candidato por primera vez en 1992. El grupo dijo que lo hacía en un intento de derrocar a Netanyahu, cuya retórica antiárabe ha indignado y ofendido a los árabes en Israel durante su década en el poder. Ese apoyo parecía darle una ajustada ventaja a Gantz.
Sin embargo, la Lista Árabe Conjunta dijo el lunes que retiraba las recomendaciones de algunos de sus miembros por Gantz, lo que dejó sus apoyos por debajo de los de Netanyahu.
La repetición de las elecciones la semana pasada no ofreció un ganador claro. Azul y Blanco consiguió 33 de los 120 escaños del parlamento israelí, mientras que el Likud de Netanyahu reunió 31 escaños. Ninguno consiguió la mayoría necesaria para formar un gobierno y necesitaba el apoyo de otros partidos.
Ninguno de los dos puede formar una coalición sin los ocho escaños que ganó el combativo exministro de Defensa Avigdor Lieberman, que el domingo rechazó recomendar a ninguno de los dos candidatos. Lieberman ha presionado a Gantz y Netanyahu para que acepten compartir con él un amplio gobierno de unidad. Ambos han aceptado en teoría, pero discrepan sobre quién debería liderarlo.