Un total de 65 periodistas sufrieron muertes violentas en 2017, según publicó el martes Reporteros Sin Fronteras (RSF), ubicando a México como uno de los cinco países más mortales para quienes ejercen la profesión.
Si bien la cifra representa una leve disminución -18%- en comparación con el año pasado llama la atención que una mayoría fue asesinada fuera de zonas de combate o enfrentamientos violentos.
Del total, 35 fallecieron en regiones con conflictos armados en desarrollo y 30 fuera de esas áreas. En tanto, 39 perdieron la vida tras ser señalados como objetivo por su trabajo periodístico -informando sobre corrupción política o el crimen organizado-, mientras que 26 fallecieron mientras trabajaban por atentados con bombas o disparos.
“Es alarmante que tantos periodistas hayan sido asesinados fuera de zonas de guerra”, dijo Katja Gloger, de RSF. “Hay demasiados países en los que los perpetradores asumen que quedarán impunes si atacan a profesionales de prensa”, añadió.
Según la ONG Reporteros sin Fronteras, la disminución en el número de muertos en general se debe a que los reporteros han abandonado países "que se han vuelto demasiado peligrosos" y por una “ “creciente concienciación de la necesidad de proteger a los periodistas".
En el caso de México, “donde los cárteles y los políticos locales hacen que reine el terror, numerosos periodistas también han optado por dejar su país o su profesión”.
Siria fue el país más mortal para los periodistas con 12 muertos, uno más que México seguidos por Irak, Yemen y Libia.