América Latina vive uno de sus mejores momentos económicos debido a la enorme afluencia de capitales extranjeros hacia el continente y la pujante demanda de las materias primas que produce por parte de los países emergentes, explicó un reconocido centro de análisis con sede en Uruguay.
“Hoy están entrando $326.000 millones de dólares a América Latina cuando antes de la crisis entraban $100.000 millones de dólares en 2006”, explicó Ernesto Talvi, director del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), en una disertación este miércoles 17 de agosto en Montevideo.
En porcentajes, un 36% de toda la inversión que se hace en Sudamérica es financiada “por ingresos de capital externo que sobra en el mundo porque hay mucho ahorro” tanto en las economías emergentes asiáticas, que tradicionalmente han ahorrado, como en los países industrializados, que no se pueden dar el lujo de gastar en un contexto económico débil.
Un 40% de la inversión en Brasil, por ejemplo, se financia con afluencia de capital externo, aseguró el analista económico. En Uruguay, la cifra es de un 30%.
La fuerte demanda de materias primas que produce el continente por parte de las economías emergentes asiáticas –encabezadas por China- así como el exceso de liquidez global ha traído como consecuencia un “boom” en el precio de los commodities –como soja, maíz, café, azúcar, carnes, petróleo, metales- que están muy por encima de los niveles habituales, dijo Talvi.
Pese al estado de “ebullición” que viven la mayoría de las economías latinoamericanas –caso Brasil, Argentina y Uruguay-, con bajos niveles de desempleo, un empuje de la demanda interna y de las exportaciones y una actividad económica que opera por encima de los niveles habituales, no estarían ajenas a un posible agravamiento de las turbulencias externas.
El analista económico confía en que Europa –que está “metida en un lío patatero” con la crisis de la deuda soberana- podrá encontrar una “solución mixta”. Esta deberá combinar un “perdonazo de la deuda”, que será asumida por los organismos públicos y transnacionales, e implicará pérdidas para el sector privado, pero no debería comprometer la estabilidad de los bancos, explicó.
“La probabilidad de que algo salga mal es baja, creemos que el liderazgo político en Europa (…) le va a dar una solución a esto”, dijo Talvi. “Pero me veo obligado a decirles que si algo falla en el proceso, las turbulencias van a ser severas”.
¿Qué repercusión tendrían los posibles coletazos en América Latina? Basándose en el caso de Uruguay, Talvi dijo que según un índice que elabora CERES de vulnerabilidad externa, el pequeño país sudamericano “es al mismo tiempo exuberante y vulnerable”.
Uno de sus puntos débiles es la fragilidad fiscal: ningún gobierno uruguayo ha sabido ahorrar en tiempos de bonanza, aseguró Talvi. El otro es la dependencia en el capital externo, que si bien es algo positivo y no debe desincentivarse, podría verse afectado por una hipotética desestabilización en la economía y las finanzas globales.
“Si tuviera que resumirlo en una frase: la economía uruguaya está exuberante, el país está blindado en materia de liquidez, pero vulnerable ante el deterioro en el contexto global, porque su éxito económico ha aumentado gracias a la afluencia de capitales externos que podrían revertirse abruptamente y golpear también a las economías regionales, de las que somos más dependientes”, concluyó.