Un reo de origen hispano recibió la inyección letal la tarde del miércoles en el estado de Texas por asesinar a tiros a un policía en 2001.
Pese al pedido de los abogados ni la corte suprema estadounidense ni la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas intentaron interceder en el caso.
Licho Escamilla mató al policía Christopher Kevin James cuando junto a otros tres agentes trataban de apaciguar una pelea a la salida de un club nocturno.
Los oficiales se encontraban trabajando en seguridad durante su día de descanso de la policía.
Según los testigos el fuego cruzado alcanzó a James en dos oportunidades cayendo herido, pero eso no fue suficiente para Escamilla, que se acercó a disparar tres tiros de gracia en la nuca del policía.
Licho Escamilla que en aquella oportunidad tenía 19 años ya era buscado por otro asesinato contra un vecino.
Escamilla se convierte en la décimo segunda persona sometida a la pena de muerte en Texas y el asesino convicto número 24 en ser ejecutado en EE.UU.
La próxima ejecución prevista es la de Jerry Correll por el asesinato en 1985 de su hija de cinco años, su exmujer, su excuñada y su exsuegra en Orlando (Florida).
Testigos que asistieron a la ejecución cuentan que el reo mencionó el pedido de clemencia que hiciera el papa Francisco durante su visita a lo que terminó diciendo: "El papa Francisco, el enviado de Dios, pidió al estado de Texas conmutar mi pena de muerte por una cadena perpetua. Pero el estado de Texas ha rechazado escuchar al enviado de Dios y se las tendrá que ver con el propio Dios. Que todo el mundo sepa que esto no ha terminado".