Cumbre de Eurozona arranca apremiada

Los líderes europeos quieren que los bancos perdonen una buena parte de la deuda griega.

Los jefes de estado de la Unión Europea tratan de ponerse de acuerdo con los bancos para frenar la crisis de la deuda.

Los líderes de la Unión Europea batallan este miércoles por alcanzar un acuerdo que salve al viejo continente de la crisis de la deuda luego de dar inicio a una reunión cumbre en Bruselas.

Al parecer todos están de acuerdo en la urgencia de hacer algo, aunque no logran ponerse de acuerdo en los detalles de cómo resolver el problema.

Se supone que los líderes de la Eurozona elaboren un plan que debe ser presentado en la cumbre del G-20 en Francia los próximos 3 y 4 de noviembre.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, declaró que todavía “hay muchos problemas que arreglar”, mientras que el primer ministro de Luxemburgo, Jean Claude Juncker, indicó que probablemente la cumbre de jefes de estado no llegue a resolverlos todos.

En los últimos días han crecido los temores de que el pánico de la crisis de la deuda en Grecia se propague a otros países, como Italia y España, y desencadene una recesión mundial.

Entre los puntos más polémicos a discusión está el de cuánto dinero deben perdonarle a Grecia los bancos que son acreedores de su deuda. Algunos líderes europeos les piden a los bancos que asimilen 60 por ciento de pérdidas, mientras estos pujan por una cantidad menor.

Según el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, la cumbre tiene la misión de “salvar al euro”, en tanto que la canciller alemana, Angela Merkel, aseguró al parlamento de su país que Europa afronta “la crisis más seria desde la Segunda Guerra Mundial”.

A pedido de Merkel, los legisladores alemanes aprobaron abrumadoramente un aumento para duplicar con creces el fondo de rescate de $1,4 billones de dólares destinado a ayudar a los países sofocados por la deuda.

Las intenciones son las de conseguir que los bancos europeos perdonen de la deuda griega tal vez unos $243 mil millones de dólares o más, y que eleven drásticamente sus propias reservas de efectivo en unos $150 mil millones.

Las instituciones financieras estuvieron de acuerdo en julio pasado en cancelar 21 por ciento de la deuda griega y han ofrecido elevar ese monto a 40 por ciento, pero las negociaciones en torno a los términos del acuerdo dieron la impresión de haberse quedado en un punto muerto.