Líderes de 28 naciones de la Unión Europea se reúnen de emergencia este jueves en Bruselas para discutir una gama de opciones, incluyendo la acción militar, que puedan detener el flujo de refugiados que intentan llegar a Europa por mar.
Entre las propuestas que se espera consideren está la de identificar, capturar y destruir los barcos usados por los traficantes de personas, que a menudo los llenan con gente que huye de los conflictos en África, Medio Oriente y Asia.
El presidente de la UE, Donald Tusk, urgió a los líderes “acordar medidas prácticas”, incluyendo “el fortalecimiento de las posibilidades de búsqueda y rescate, mediante el combate a los traficantes y convenciendo a las víctimas de no poner en peligro sus vidas mientras se fortalece la solidaridad”.
Pero las tragedias en el Mediterráneo, como la del fin de semana pasado en que habrían muerto unas 850 personas, han propiciado una inusual unanimidad en el mensaje de los líderes europeos.
Alemania y Gran Bretaña, dos de los países hasta ahora más reacios a hablar de operaciones de salvamento marítimo por el supuesto efecto de atraer más migrantes, parecen entrar en sintonía con la situación. “Hay que poner fin a estos cargueros de la muerte”, dijo el primer ministro británico, David Cameron, hasta ahora muy crítico con la actuación italiana en sus costas.
Para empezar, se espera que los líderes dupliquen los fondos para los programas de patrullaje del mar Mediterráneo por parte de la UE y un proyecto piloto para reasentar refugiados de los países mediterráneos en otros estados de la UE.
Los países se comprometerán a acoger al menos a 5.000 refugiados de países cercanos a la zona de conflicto en Oriente Próximo y reconocidos como tal por la ONU. Los países deberán acometer, de momento de manera voluntaria, un mayor esfuerzo en este terreno, en el que Europa se ha implicado muy poco. El año pasado los países miembros acogieron a poco más de 7.000 personas, frente a los millones de refugiados que residen en los países vecinos de Siria e Irak.
Hasta ahora, Italia, cuya isla de Lampedusa se sitúa como a la mitad del camino entre Europa y las costas del Norte de África, ha cargado con la mayor parte de rescates de migrantes.