Los niños migrantes que fueron separados de sus padres por agentes estadounidenses en la frontera entre EE.UU. y México el año pasado sufren de significativo estrés, sentimientos de abandono y otros problemas de salud mental graves, concluyó este miércoles un organismo supervisor gubernamental.
El Inspector General de la Secretaría de Salud y Servicios Humanos indicó en un informe que la difícil situación de los niños separados – al menos unos 2.500 y probablemente muchos más – era peor que la de los niños migrantes que se mantuvieron con sus padres después de que la familia indocumentada, la mayoría de países centroamericanos, cruzaba la frontera para huir de la violencia y la pobreza en sus países de origen para buscar asilo en Estados Unidos.
El reporte, basado en entrevistas con cerca de 100 trabajadores de salud mental que tuvieron interacción con los niños separados, fue el primer intento del gobierno de evaluar los efectos de la ruptura de las familias.
La Unión Americana de Libertades Civiles, que ganó órdenes judiciales para forzar al gobierno a regresar a los niños con sus padres, indicó que la separación promedio duró 154 días, aunque todavía se cree que algunos de los niños están separados de sus padres.
Lágrimas, rabia y confusión
El organismo supervisor gubernamental indicó que quienes cuidaban a los niños reportaron que algunos lloraban inconsolablemente, mientras otros creían que sus padres los habían abandonado, y estaban molestos y confundidos.
"Nuestros niños expresaron sentimientos de miedo o culpa y se preocupaban por el bienestar de sus padres”, indicó el reporte.
En un caso, dice el reporte, un niño, de unos 7 u 8 años, estaba separado de su papá y no sabía por qué, pero creía que su padre había sido asesinado y que él también lo sería.
"Este niño finalmente requirió atención psiquiátrica de emergencia para abordar su angustia”, dijo un director del programa a los investigadores.
Un trabajador clínico, según el reporte, dijo a los investigadores: “Te dicen mucho “me duele el pecho”, aunque todo esté bien (médicamente). Los niños describen los síntomas – “cada latido duele”, “no puedo sentir mi corazón” – del dolor emocional”.
Los niños fueron separados de sus padres desde 2017, pero las separaciones se llevaron a cabo oficialmente en abril 2018 bajo un edicto del ex fiscal general de EE.UU. Jeff Sessions, quien ordenó la “tolerancia cero” de los migrantes que tratan de entrar a EE.UU.
“Si cruzas la frontera ilegalmente … entonces te procesaremos”, afirmó Sessions en ese momento. “Si contrabandeas a un migrante a través de la frontera, te procesaremos (…) Si contrabandeas a un niño, te procesaremos, y ese niño será separado de ti, probablemente, como lo dicta la ley”.
El clamor impulsa el cambio
Pero, después del clamor internacional sobre las políticas y las críticas en EE.UU., el presidente Donald Trump abandonó la separación de los niños en junio de 2018, aunque el gobierno posteriormente ha reconocido que quizás más de 700 han sido separados de sus padres desde entonces en circunstancias difíciles en la frontera.
Trump ha hecho de la protección de la frontera y políticas para frustrar la inmigración ilegal el sello distintivo de su presidencia, y ha prometido extender el muro fronterizo ampliamente a medida que intensifica su campaña de reelección de 2020.
Al tiempo que se publicaba el informe del inspector general, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos Michelle Bachelet expresó este miércoles preocupación por la reciente decisión de la administración Trump de eliminar los límites legales sobre cuánto tiempo pueden ser detenidos los niños migrantes, diciendo que claramente no respeta el derecho internacional.
Indicó Bachelet que, en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño, los niños pueden ser detenidos solo “como medida de último recurso y por el tiempo más corto apropiado ".
“Si lo van hacer indefinidamente, es mucho peor”, indicó a reporteros en Ginebra. “Va en contra de todos los convenios legales y leyes internacionales de derechos humanos y las leyes para el niño”.
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La evaluación de la Alta Comisionada llegó a raíz del anuncio, el mes pasado, del Departamento de Seguridad Nacional que terminará con el Acuerdo Flores de 1991, un mandato legal que dice que el gobierno no puede mantener a niños en detención por más de 20 días.
La Casa Blanca calificó el mandato Flores como anticuado, indicando que no tomó en cuenta el gran incremento de familias centroamericanas migrantes y niños que han estado entrando a Estados Unidos en años recientes.