La otra basura que acaba al mundo

Miles de niños en el todo el mundo trabajan descomponiendo partes de aparatos electrónicos con graves riesgos para su salud.

Los desperdicios electrónicos se han constituido en un grave problema para el planeta. En una sociedad que difícilmente recicla la basura común, los desechos electrónicos están sin mayor control en la Tierra.
¿Hay cerca de su casa un vertedero de basura electrónica? ¿Conoce las normas que rigen en su país los desechos electrónicos? ¿Los proveedores de electrodomésticos, computadoras o teléfonos móviles le han dado instrucciones sobre cómo disponer de esos elementos cuando se acaba su vida útil?

La mayor cantidad de basura que se produce hoy en los centros urbanos proviene de aparatos electrónicos. Los cables cargadores, las baterías, los teléfonos móviles o celulares que se envejecen en poco tiempo por la constante evolución de los sistemas, los monitores, los PC, los electrodomésticos, los reproductores de audio y muchos más equipos, terminan en los basureros públicos.

El ritmo de crecimiento de esta basura ha superado todos los límites debido a los avances de la tecnología que se está actualizando día a día.
¿En dónde están reciclando todos esos desperdicios que el consumismo de hoy deja en los hogares y oficinas?

Las legislaciones en los países de América Latina son muy pobres en el tema. La falta de compromiso se une a esas carencias y la ausencia de pedagogía sobre el tema, están acabando con el medio ambiente.

Los dispositivos electrónicos tienen, entre sus componentes, altas cantidades de productos tóxicos para el ser humano y para el medio ambiente como el plomo, cadmio, mercurio, entre otros. El daño a la capa de ozono es irreversible y para la salud de las personas es mortal.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calculó hace algunos años que anualmente se generan 50 millones de toneladas de desechos electrónicos.

A comienzos del nuevo siglo, la basura electrónica era llevada a China, India y África, y esas sociedades se vieron muy afectadas con estas prácticas.

Recientemente, India aprobó una Ley que obliga a los fabricantes a disponer de los aparatos cuando están en desuso y esto ha servido para evitar mayores niveles de contaminación, pero no es suficiente cuando en el mundo no se maneja el mismo discurso.

El tema realmente comienza en los hogares. Si no se ha formado la cultura, si no hay un acompañamiento de los gobiernos y los fabricantes, es muy difícil que de las familias surja la costumbre del reciclaje electrónico.

¿Qué tan conveniente es donar aparatos usados cuya vida útil es mínima? Entregar estos equipos en comunidades humildes es un problema mayor porque el uso es poco comparado con la disposición que luego hacen del componente. Los dejan abandonados y a la intemperie y es cuando se liberan los tóxicos perjudiciales para la vida.

Solo en 2004, en el mundo, se compraron 183 millones de computadores. Una cifra que hoy se ha duplicado.

Los cálculos de Naciones Unidas señalan que hoy se producen en el mundo más de 100 millones de toneladas de desechos electrónicos. Estas montañas de tóxicos son imposibles de manejar sin políticas universales bien aplicadas.

La advertencia de Greenpeace sobre estos desechos es contundente: “Estamos frente a un enorme problema global”.

Hoy, los artefactos en desuso, terminan en los basureros públicos mientras que los estudios señalan que el 70% de metales pesados, como plomo y mercurio que se encuentran en esos lugares, provienen de desechos electrónicos.

¿Qué fabricante tiene planes concretos y sólidos de ordenadores o móviles verdes? La respuesta es difícil de responder porque sí hay productores que han eliminado algunos tóxicos de la cadena de producción, pero en esencia, los
aparatos ya obsoletos son grandes contaminantes.

En plena temporada de regalos, cuando se renuevan los aparatos electrónicos ¿cómo va a disponer de los que dejará de usar? Tiempo de reflexionar.