El pasado domingo más de 250.000 personas se volcaron a las calles de las diferentes ciudades de Colombi, en la que fue considerada la mayor movilización contra el presidente Gustavo Petro desde que comenzó su mandato.
Las masivas movilizaciones que se han convertido en recurrentes en las principales ciudades, convocadas por la oposición, que históricamente no ha estado acostumbrada a llamar su grueso político a las calles, se han centrado en el rechazo a las reformas sociales del mandatario.
Este fin de semana miles de colombianos acudieron a las manifestaciones para oponerse a la reforma al sistema de salud que impulsa el gobierno de Petro, y que busca modificar el actual sistema por uno con menos intervención de empresas privadas y en las que el Estado tenga un mayor control del servicio.
Para los analistas consultados por la Voz de América, el Ejecutivo no “debería minimizar” las marchas porque sería un “error político”.
“Nunca es buen consejo para un gobierno ignorar finalmente una movilización social de esta amplitud. Veremos en los próximos días cuál es la posición que se impone pero seguramente el gobierno va a tener que pensar muy bien en lo que puede hacer después de esas marchas”, dijo a la VOA, Yann Basset, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario de Bogotá.
Cabe destacar que el presidente Petro se pronunció en su perfil de X, señalando que el sentido de las movilizaciones es adelantar "un golpe blando" de Estado.
"El principal objetivo de las marchas es gritar "fuera Petro" y derrocar el gobierno del cambio. Este proceso ya inicio y es un golpe blando que anule la decisión popular por el cambio en el año 2022", escribió Petro en su cuenta de X.
En ese sentido, el mandatario aseguró que el 1 de mayo saldrá a las calles a participar de las marchas previstas favor de sus políticas.
"Las fuerzas populares deben responder este 1 de mayo. No se trata de dividir al país, ya viene dividido. Se trata de que suene también la voz popular. Ante estas voces diferentes, el gobierno buscará caminos de entendimiento", agregó Petro.
Para Basset, no obstante, a los factores que han generado el descontento, como la situación de seguridad, las dificultades en las negociaciones de paz con los diferentes actores armados, y la idea de una Asamblea Nacional Constituyente, se suma el “pulso” en la calle entre el gobierno y la oposición.
“Desde hace un buen rato hay un pulso en la calle entre el presidente y la oposición, y donde creo que la reforma a la salud fue realmente el centro de la marcha. Está por verse si estas marchas cambian la correlación de fuerzas en el Congreso”, apuntó Basset.
En ese orden de ideas, Basset, destaca que a pesar de que el presidente Petro dio muestras de querer restar importancia a las movilizaciones, ve como “positivo” que otras voces del gobierno hayan atendido el llamado de los manifestantes.
“El presidente, en una reacción en redes sociales, dio muestras de considerar que apenas es un sector de la sociedad y de la clase dominante, contrario a lo que expresaron otros miembros del ejecutivo, que se mostraron mucho más prudentes y atentos a sacar lecciones de estas marchas”, dijo.
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Por su parte, para el profesor y politólogo e internacionalista de la Universidad Javeriana de Bogotá Camilo González Vides, las reformas de Petro han “tocado” temas sensibles como la salud, laboral y de pensiones con una propuesta de “grandes cambios” a los que la sociedad no está acostumbrada a pesar de los “consensos” en los “defectos” que tienen estos sistemas.
“Esa minimización que el gobierno que le ha dado a las marchas está relacionada con la radicalización propia del mismo gobierno que ha adaptado un cambio más maximalista y eso ha sido un problema porque la gente no está acostumbrada a grandes cambios y eso es algo que el presidente no ha entendido porque él está en una función de cambiar las cosas mientras que parte de la sociedad avanza más en una lógica de reformas las cosas sin cambios bruscos”, destacó.
Por último, González Vides estima que el ejecutivo colombiano no debería renunciar a concertar tras las marchas del domingo, en la lógica de que podría estar en juego su legado político. “Por su lógica maximalista, puede llegar al 7 de agosto de 2026 sin ningún legado por la variable de que efectivamente renunció a concertar, porque las movilizaciones dejaron claro que el presidente tiene que salvar sus reformas concertando”.
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