El Partido Republicano parece a punto de romper con Donald Trump a medida que el candidato a la presidencia de EE.UU. pasa de un resbalón a otro.
Varios líderes republicanos en Washington y de los estados disputados, han comenzado a sopesar abiertamente en darle la espalda a Trump, a fin de evitar una aplastante derrota en las elecciones de noviembre.
Ya pasó en 1996, el partido retiró en gran parte su respaldo al candidato Bob Dole una vez que quedó claro que tenía pocas posibilidades de ganar.
Sin embargo, el panorama actual sería de una conmoción política total, cuando faltan aproximadamente tres meses antes de la elección presidencial y semanas antes de tres debates presidenciales.
Los republicanos que han dedicado su vida profesional a la elección de candidatos de su partido creen que ya han perdido la Casa Blanca.
Están exasperados por las políticas divisivas de Trump y por su insistencia en dirigir la campaña electoral de la misma manera en la que manejó las primarias.
"Con base en sus antecedentes de campaña, no hay posibilidades de que vaya a ganar", aseguró Sara Fagen, directora política del ahora ex presidente George W. Bush. "Está perdiendo grupos de personas a los que no puede recuperar".