Cuando Eva del Socorro Sánchez Pérez comenzó a presentar los síntomas del nuevo coronavirus pensó que su vida terminaría. La desinformación armó en su mente un cóctel de sentimientos negativos: miedo, frustración y hasta vergüenza por ser una de las personas contagiadas.
Sánchez habita en la ciudad de Camoapa, un municipio ubicado a más de 100 kilómetros de la capital Managua. Se contagió a inicios de mayo, cuando las autoridades de salud de Nicaragua aún negaban la transmisión comunitaria del COVID-19.
Además del miedo por la enfermedad, a esta mujer se le sumaba otra situación: la falta de recursos económicos para poder recibir atención médica. Para ella, asistir a un centro de salud público no era una opción por la poca transparencia en el manejo de la pandemia.
Sin embargo, sintonizar una emisora radial que lleva el mismo nombre de la ciudad, cambió su perspectiva. En Radio Camoapa se anunciaba que un grupo de médicos y ciudadanos brindarían atención gratuita a pacientes con COVID-19.
“El Comité me apoyó desde un inicio cuando tuve miedo, vergüenza porque sentía que iba a ser destruida moralmente. Me comuniqué con los médicos vía WhatsApp y fui perdiendo temor. Les decía mis padecimientos y día a día me brindaron apoyo tanto moral como económico. Me dieron el tratamiento que necesitaba y me costeaban los exámenes de laboratorio”, relata Sánchez visiblemente conmovida.
Atención humanitaria a los necesitados
Sánchez tiene 45 años y su condición económica es precaria. Es madre soltera y la crisis que se vive en el país por la falta de empleo la han golpeado tanto como el coronavirus.
El médico que atendió a esta mujer forma parte de un comité formado por al menos 30 personas, entre ellos miembros de la sociedad civil, organizaciones como la iglesia Católica y Evangélica y algunas personas dueñas de farmacias.
José Francisco Mendoza, un médico del Comité, no duda en ofrecer consultas gratuitas a la comunidad. Mendoza dice que proviene de una familia de escasos recursos y por tal razón considera que su apoyo es humanitario.
“Aquí estamos trabajando, dando nuestro servicio y atención humanitaria a las personas de Camoapa. Desde el primero de mayo a la fecha. Me siento orgulloso de lo que hago, yo vengo de una familia humilde y he pensado: ¿qué pasaría si pasa mi familia por esto? Mi mamá me inculcó valores para ayudar a las personas”, comenta el médico.
Mendoza exalta que la parte que más ama de la medicina es el humanismo. “No veo un paciente como un simple número de expediente, sino como una persona, un ser humano”.
La labor de los médicos es loable. Debido a los altos costos y centralización de las pruebas de COVID-19, se las ingenian con otros exámenes como placas y radiografías que muestren el estado clínico de un paciente.
“Eso nos da un diagnóstico presuntivo, no llegamos a diagnosticar el COVID-19 como tal, pero nos permite conocer la condición del paciente”, explicó.
El Comité Ciudadano de Camoapa es el único que existe en Nicaragua que atiende de forma organizada a la ciudadanía. Al inicio de la pandemia el sacerdote Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, intentó hacer algo similar, pero fue bloqueado por el Ministerio de Salud.
Un enfoque preventivo
Inicialmente, el comité tenía como meta evitar la propagación de la pandemia en el municipio. El gobierno desestimaba la situación sanitaria y aseguraba que todo estaba bajo control, pero un grupo de ciudadanos sabía que esto era poco creíble. Por ello aplicaron medidas tomando en cuenta que en la ciudad existía un buen grupo de pobladores considerados de alto riesgo.
Lucía del Socorro Sequeira, secretaria del Comité Ciudadano, explicó a la Voz de América que tras organizarse, convocaron a voluntarios a unirse al proyecto y lo anunciaron en los medios locales.
“La preocupación de algunos médicos en Camoapa y de las personas nos empujó a formar el Comité, pues no había oficialmente a nivel gubernamental disposición de reconocer la enfermedad y lo que estábamos pasando en la comunidad, entonces ciudadanos y organizaciones nos juntamos con el fin de hacer un trabajo de prevención”, añade Sequeira.
No obstante, la rápida propagación del nuevo coronavirus obligó a estas personas a tomar otras medidas como brindar asistencia médica.
“Esta fase de atender a la población tuvo muchos gastos, por lo que junto a los medios de comunicación locales procedimos a realizar hablatones que dieron buenos resultados”, cuenta la secretaria del comité.
Desde que empezaron a atender a pacientes con COVID-19, el Comité Ciudadano contabiliza a más de 500 personas contagiadas que han sido asistidas, que van desde menores de un año hasta personas de la tercera edad con varias enfermedades.
“Somos 533 personas recuperadas y me siento feliz. Cuando toqué esa puerta no me dijeron que no, me dieron palabras de aliento. Me sentía mal cuando me declararon que tenía COVID-19. Me había traumado tanto que sentía que era una escoria y pensaba que esa enfermedad era terminal”, expuso Eva Sánchez.
El papel de la radio y la TV de Camoapa
Uno de los miembros del Comité es Juan Carlos, director de la emisora local Radio Camoapa. A través de sus micrófonos se han alertado a los ciudadanos a tomar las medidas correspondientes para evitar la propagación de la enfermedad.
“Al ver la falta de acción de instituciones públicas, el tema se fue madurando hasta que se formalizó la idea”, dice el director de la emisora local.
“Nosotros lo que hemos hecho es nuestro trabajo, no hemos hecho nada extraordinario. Hemos abierto el espacio para hablar el tema de la pandemia cuando aún no había ningún caso confirmado en Nicaragua. Hemos puesto a la orden toda la información de la radio para hacer entrevistas, sensibilizar a la población”, añade el empresario radial.
A esta emisora se unió el canal de televisión Telecamoapa, el cual ha ayudado a difundir la iniciativa del Comité Ciudadano.
La directora de la Cruz Roja de Camoapa, Flor de Murillo, también se unió a la labor municipal. La entrega de kits preventivos y las jornadas para fumigar las viviendas donde había casos sospechosos de COVID-19, era lo suyo.
Murillo se acercó a la convocatoria por medio del anuncio en la radio. “No había ninguna organización preparada para atender la pandemia. Entonces nosotros comenzamos a trabajar”, añadió.
Ramón Mendoza, quien trabaja en el Comité Ciudadano como vicecoordinador asumió el cargo principal de la organización después de que uno de sus colegas se enfermó de COVID-19.
Este hombre, delgado, de voz fina, no tiembla para expresar con firmeza su compromiso con la comunidad.
“Inicialmente pensábamos apoyar a 300 familias y que los médicos los mandaran a cuarentena. Esa era la idea principal y cuando vimos la realidad de la pandemia nos ampliamos aún más”.
Desde placas hasta tanques de oxígeno entregaron a las personas que se complicaban del nuevo coronavirus.
“La gente de Camoapa que están en otro país nos enviaban ayuda. Hace una semana nos habíamos quedado sin dinero e hicimos un hablatón (una colecta organizada por emisoras de radio) y recibimos casi 60.000 córdobas (unos 1.700 dólares). Somos claros, damos información y eso le gusta a la gente: la confianza”, dice con orgullo este camoapense.
Los pobladores que se han organizado para atender estas emergencias no saben cuándo terminará la pandemia, pero sí tienen claro que el Comité Ciudadano no descansará hasta que desaparezcan los casos de coronavirus.
“El comité seguirá existiendo mientras tengamos la pandemia encima, mientras haya personas que nos necesitan y pidan auxilio, seguiremos existiendo mientras la gente nos tenga”, finaliza diciendo Ramón, vicecoordinador del Comité Ciudadano.