Inmigrantes y sindicalistas marcharon el lunes hacia la Casa Blanca en Washington y en otras ciudades estadounidenses, para conmemorar el Día Internacional de Trabajo y protestar contra los esfuerzos del presidente Donald Trump de impulsar las deportaciones.
“Vamos a decirle al presidente que no aceptaremos su muro, su prohibición (de viaje) ni su persecución de inmigrantes”, dijo el presidente de CASA in Action, Gustavo Torres, refiriéndose al muro que Trump desea construir a lo largo de la frontera con México y a su orden ejecutiva para prohibir a ciudadanos de seis países musulmanes ingresar a Estados Unidos.
Torres se dirigió en una plaza a la multitud que, coreando consignas, mostrando pancartas y banderas de varios países, partió pocos minutos más tarde hacia la Casa Blanca.
Miles de migrantes y sus partidarios protestaron también en ciudades como Nueva York, Chicago, Seattle y Los Ángeles.
También hubo actos en decenas de ciudades más pequeñas, desde Fort Lauderdale, en Florida, hasta Portland, Oregon.
En muchos lugares, los activistas no acudieron a sus empleos, a la escuela ni realizaron compras, para mostrar la importancia de la inmigración en las comunidades estadounidenses.
CASA in Action y la Service Employees International Union (SEIU), dos de los grupos que coordinaron la protesta en la capital estadounidense, señalaron que al menos una centena de empresas en Washington, Maryland y Virginia se comprometieron a cerrar sus puertas el lunes para acompañar la jornada de protesta.
Aunque los miembros de los sindicatos suelen marchar el 1 de mayo en favor de los derechos de los trabajadores en todo el mundo, la jornada se ha convertido en una fecha clave para migrantes en Estados Unidos desde las multitudinarias protestas de 2006 contra una propuesta de ley sobre inmigración.
Estados Unidos conmemoró el primero de mayo con manifestaciones en diversas ciudades del país. Una de las más importantes fue organizada en Los Ángeles.
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Trump y la migración
En sus primeros 100 días en la Casa Blanca, Trump ha promovido intensamente la implantación de las normas migratorias, como decretos para erigir un muro en la frontera con México y para vetar la entrada al país desde seis naciones de mayoría musulmana.
El gobierno detuvo a miles de personas que estaban de forma ilegal en el país y amenazó con retener la financiación a las jurisdicciones que limitan la cooperación entre las autoridades migratorias locales y federales.
Además de las manifestaciones, activistas por los derechos de los migrantes en comunidades de Indiana, Massachusetts, Texas y otras partes del país, convocaron huelgas para mostrar al país la demanda de mano de obra migrante y su poder de compra.
Defensores de los inmigrantes esperan que su mensaje llegue a Trump, a los legisladores del congreso y al público, además de proporcionar un sentido de unidad y fuerza entre los opositores y las políticas del gobierno.
Congresistas y senadores demócratas se reunieron al final de la jornada frente al Capitolio para expresar su apoyo a los inmigrantes en lo que califican como el Día de los Derechos de los Inmigrantes.
El Movimiento Cosecha, que busca protección de la deportación para los 11 millones de inmigrantes no autorizados, realizó protestas en 40 ciudades estadounidenses y había contactado a al menos 5.200 empresas en 21 estados para que no trabajaran el lunes.
“Tras años de promesas incumplidas, redadas, de conducir con miedo a que te detengan, de no poder sepultar a sus seres queridos, Trump es solo la gota que colma el vaso”, dijo María Fernanda Cabello, una dirigente indocumentada y coordinadora de la protesta con el Movimiento Cosecha.