En Nicaragua se desconocen las acciones que el Gobierno está impulsando para apoyar a los productores, mientras que otros países de la región como El Salvador, Guatemala y Panamá ya tienen un plan para atender la plaga.
El Gobierno les exige a los migrantes varados una prueba negativa de covid-19, un requisito del que no se habían enterado cuando hicieron los trámites migratorios en territorio costarricense, y sin que el Estado facilite las pruebas correspondientes.
El gobierno nicaragüense mantiene un discurso según el cual el coronavirus ha sido derrotado en el país. Afirma que han tenido unos 3.600 contagios y 116 fallecidos. Pero médicos independientes indican que el abordaje que se hace muestra una de las mayores faltas de transparencia sobre la pandemia en toda América Latina. Esa denuncia ha llegado ya a los organismos internacionales.
Nicaragua está identificado como el país con el mayor riesgo para el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo en América Latina, según revela el informe denominado “Noveno Índice Anual que publica el Instituto de Basilea, que mide “los progresos tangibles en la lucha contra el lavado de activos en todo el mundo”.
También los eventos deportivos están desiertos a pesar de que el gobierno pretende mantener una sensación de normalidad.
Hoy concluye la primera semana de clases del segundo semestre educativo en Nicaragua en medio de llamadas de alerta ante la posibilidad de que el país pueda tener un nuevo repunte de contagios de COVID-19.
Nicaragua vive desde el año 2018 un contexto de crisis que ha enfrentado a sus ciudadanos entre quienes se oponen al gobierno del presidente Daniel Ortega y los que defienden su permanencia en el poder.
Aunque la balanza comercial regional sigue siendo deficitaria, expertos en economía sostienen que la contracción en las importaciones se debe al impacto que ha provocado la pandemia del COVID 19 en las economías locales.
El presidente Daniel Ortega sostiene que su gobierno ha enfrentado con éxito la pandemia y que el Sistema de Salud de Nicaragua tiene capacidades instaladas para afrontar la crisis sanitaria.
El presidente dedicó gran parte de su intervención para exaltar el modelo de salud que ha construido durante su gestión de más de 10 años y criticó a Estados Unidos y Europa por tener sistemas de “capitalismo salvaje”.
Los nicaragüenses se apoyan en este período de crisis en su fe y en las distintas denominaciones religiosas que se practican en el país y cada una de ellas tiene un enfoque propio para lidiar con la pandemia del COVID-19.
Según datos recopilados hasta el 10 de julio, solo 169 nicaragüenses han podido regresar al país.
Hasta el momento no se han cuantificado las pérdidas en el sector comercial, pero según economistas el país prácticamente se encuentra en una casi paralizado.
Según cifras oficiales, en los primeros seis meses del año entraron al país 1.580,27 millones de dólares, 154,17 millones de dólares más con respecto al mismo periodo del 2019.
El triunfo de la Revolución Popular Sandinista se celebra en Nicaragua desde el 19 de julio de 1979, con una concentración multitudinaria en una plaza de la capital.
La crisis sociopolítica iniciada en abril del 2018 sumado al mal manejo que ha hecho el gobierno de la pandemia del COVID 19 en el país han deteriorado la imagen internacional de Nicaragua ante organismo financieros y gobiernos cooperantes.
Entre las denuncias sostienen que el gobierno está violando la constitución política de Nicaragua y acuerdos con los países vecinos.
Según la denuncia de empresarios, también se ha aplicado aranceles a otros equipos médicos como mascarillas de protección, lo que aseguran, pone en riesgo a la población.
El gobierno de Nicaragua ha sido catalogado por la OPS como uno de los menos transparentes a la hora de reportar los casos de COVID-19.
Enfermeras nicaragüenses uno de los grupos más vulnerables frente al coronavirus.
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